Hola de nuevo, y
bienvenidos a este pequeño rinconcillo dedicado a la música. Por si no os quedó
claro la semana pasada, no os voy a recomendar música convencional. Si no
estáis dispuestos a dejar a Nicki Minaj a un lado, es mejor que rehuséis a leer
esta columna. Si sois unos chicos abiertos de mente, como quisquillosos de pro
que espero seais, entonces continuad.
Esta vez me ha costado
mucho elegir de quién voy a hablar. De entre mi lista de tropecientos nombres,
decidí escoger a mi última adquisición: Dan
Mangan. Hace un mes escaso, decidí empezar a utilizar Spotify. Todo fue
bien, hasta que descubrí el apartado “artistas relacionados”. Entonces fue un
no parar de click arriba click abajo, adentrándome cada vez más en artistas con
sonidos que en teoría me gustaban. Algunas veces estas recomendaciones eran un
tanto troll. En general lo son. Ayer por ejemplo vi a Justin Bieber como artista relacionado de Bruno Mars. Sin comentarios. Sin embargo, una de las navegaciones
dio resultado y descubrí a este artista canadiense de veintipocos años.
Mirad que carita... ¿No le vais a dar una oportunidad? |
Dan
Mangan, así se llama él. Tiene de momento tres discos, de
los cuales solo he escuchado los dos últimos. Existe una ligera diferencia en
el sonido entre el primero y el segundo. Mientras que en el de 2010, titulado Nice Nice Very Nice , el sonido es más
suave, en el de 2011, Oh Fortune, el
indie hace más acto de presencia (bastante más) y con este, también se
incrementa la presencia de guitarra eléctrica. La verdad es que tiene canciones
muy buenas, pero en realidad, ninguna decepciona. Quizá algunas a la primera
escucha no te dejan muy claro que pensar sobre ellas, pero si les das una
oportunidad, descubres canciones que en cierto modo tienen algo especial. Creo
que junto al grupo del que voy a hablar el próximo día, es de los pocos
artistas cuyos discos te pueden gustar totalmente, es decir, no hay ninguna
canción que digas: Que horror. Next! Para abriros un poco el apetito os
recomendaré las siguientes canciones:
Indie Queens Are Waiting: es una canción que desde la primera
escucha me cautivó. No es pretenciosa, ni eleva su tono más de lo necesario (no
como esas divorras que se pasean por ahí dando como solución a todo un buen
grito). Es la canción que elegiría para ponerme melancólico un día de lluvia
mientras miró por la ventana con una taza de té calentito en mis manos. Y sí,
esta es la frase más hipster/repelente que he escrito en toda mi vida. Me
considero disculpado.
Para no enrollarme
demasiado, os he descrito a la que considero mi canción favorita suya. Otras que están quasi empatadas son: About As Helpful As You Can Be Without Being Any Help At All (menudo título, ¿eh?); Robots;
Sold; Post-War Blues; Starts With Them, Ends With Us; Rows Of Houses
y Jeopardy. Y
seguramente me estoy quedando corto.
Antes de cambiar de
tema, dos últimas cosas a destacar de él: tiene un directo genial. De los
mejores que he visto nunca. Además, como vive de la música está casi de
continuo dando conciertos, y visita a menudo ciudades de Reino Unido, así que a
lo mejor consigo ir a un concierto suyo el año que viene (Modo Fangirl Requete
On). La otra cosa es que sus videoclips no tienen desperdicio. Si clickais
encima de los títulos de las canciones, seréis teletransportados como por arte de magia hacia
sus videos en YouTube. ¿Sorprendente, verdad?
Y ahora, hablemos de Amaral. La verdad es que hasta hace un
año o así, era un grupo que me gustaba bastante, pero solo canciones puntuales.
Aquellas que te traían buenos recuerdos del verano X, etc (tipo El universo sobre mí, Días de verano o Marta Sebas Guille y los demás) o bien que te gustaban sin más,
como por ejemplo Biarritz o Escapar (aunque no sea del todo suya). Pero en general, su estilo de
música pop con toques rock no me acababa de convencer. Sin embargo, el año
pasado con la salida de su último álbum, Hacia
Lo Salvaje, esto giró radicalmente. Simplemente me encantó. Cambiaron
considerablemente de registro, pero no sabría ponerle nombre a dicho estilo. Es
una mezcla de rock indie con algunos toques pop en determinadas canciones. Eso,
por no hablar de las letras que en ciertos casos me han enamorado. La verdad es
que este es uno de los pocos discos que me he planteado comprar a lo largo de
mi existencia, junto con Oh Fortune
ya mencionado, o This is the life, de
Amy Macdonald.
Hacer un análisis
canción a canción me llevaría un tiempo y un espacio de los que no dispongo,
por lo que os voy a dejar la tarea a vosotros. Como no todas las canciones son
iguales, os voy a proponer tres bloques para que escuchéis (sin motivo
aparente): el primero, el formado por Robin Hood (preciosa y simple donde las haya) y Cuando suba la marea. Por otro lado, tenemos Hacia lo salvaje, Antártida,
Si las calles pudieran hablar y Esperando un resplandor. Y por último Riazor y Olvido. Las demás no es que no me gusten, pero estas son mis favoritas.
Creo que inconscientemente he dejado fuera las de temática más 15M. Aunque si
tenéis tiempo, deberíais escucharlas también.
Es curioso que el caso
de Amaral es el contrario que el de La Oreja de Van Gogh. Los primeros no
eran muy predilectos para mí hace tiempo, y ahora me encantan (su último
disco). Sin embargo, La Oreja en la etapa de Amaia Montero me encantaba, especialmente el disco de Lo que te contaba mientras te hacías la
dormida. Ahora, con nueva cantante, y un estilo demasiado electrónico para
mi gusto, han perdido esa gracia que para mi poseían. La culpa no es de Leire,
desde luego. No soy de esos fans acérrimos que la odian porque sustituyó a
Amaia. Esta última decidió largarse, y la pobre chica recogió el testigo, sin
más. Pero bueno, quizá trate esto más adelante.
Y esto es todo por hoy.
Espero que sepáis tener paciencia con mi obsesión con el indie. Soy así, que le
vamos a hacer. De todos modos, si no os gusta, ya sabéis, con encender la radio
ya tenéis lo de siempre. Pitbulls con canciones tan guays del paraguay como
Don’ Stop The Party. Música en todo el sentido de la palabra.
Y ahora sí, me doy el
piro.
James
Moriarty
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